lunes, 16 de julio de 2012

Motivos del recorrido


CAMINO DE LA VERACRUZ EN BICICLETA

PUENTE LA REINA – CARAVACA


     En el año 2011 supe que se estaba gestando un gran proyecto; se trataba de unir la ciudad de Puente la Reina -importante enclave del Camino de Santiago- con Caravaca.
Lázaro Giménez (www.natursport.com) , que un año antes pidió mi colaboración en el repintado del trazado del Camino del Altiplano, en este caso también se acordó de mí.
    Inicialmente, por qué no decirlo, el proyecto me pareció bastante descabellado, y de una gran envergadura: más de 800 kilómetros, cinco comunidades autónomas y la unión de más de 60 municipios. Un trabajo arduo y difícil de llevar a cabo.  
    Durante el mes de junio del año 2011, estuve señalizando parte de este recorrido, concretamente desde Villatoya hasta Jumilla; fue un trabajo duro, pero a la vez reconfortante. Eran los meses de recogida de las cosechas, caminos agradables y refrescantes en algunos tramos, pero en otros, duros y polvorientos, en los que divisar un pueblo en la lejanía suponía un alivio.
    Durante los días que estuve señalizando, ya empecé a gestar la idea de realizarlo en bicicleta. Tengo que decir que desde hace un tiempo suelo realizar uno o dos recorridos de grandes distancias al año y soy consciente de que los mismos solamente se pueden llevar a cabo si se tiene la preparación física adecuada.
   En el mes de febrero, le dije a Lázaro Giménez que me remitiera toda la información disponible; la idea inicial era realizarlo junto con un amigo a principios de mayo. El proyecto se fue atrasando por una lesión de mi compañero, hasta que a principios de junio me dijo que no podía acompañarme. Así que opté por realizarlo solo con las ventajas e inconvenientes que supone. Ventajas porque el ir solo conlleva una gran libertad de movimientos, se puede planificar cada etapa de acuerdo con el estado físico del momento, no hay que depender del compañero ni el compañero depende de ti. Pero los inconvenientes también son importantes, soledad, averías mecánicas, accidentes, etc., en los que el ir solo supone un gran riesgo.
   Así, llegó el momento de tomar el autobús, primero de Yecla a Valencia y posteriormente de Valencia a Pamplona.
   El día 7 de junio, a las 5,30 de la mañana estaba ya pedaleando hacia Puente la Reina.
Este primer tramo desde Pamplona hasta Puente la Reina sigue el trazado del Camino de Santiago; recuerdo perfectamente la alegría que me dio el ver la primera señal que indicaba el recorrido del Camino de la Veracruz, alegría pero también algo de incertidumbre por lo que me depararían las etapas de los siguientes días.
   Aquel primer día dormí en Tudela, después de recorrer casi 140 kilómetros y estar pedaleando durante más de 13 horas.
   Los siguientes días fueron cada uno de ellos una sorpresa; el desconocer el trazado y  no saber lo que encontraría en los siguientes kilómetros era parte de la aventura diaria, pero también suponía satisfacción, satisfacción al superar los obstáculos que iba encontrando.
   Poco a poco fueron pasando los kilómetros y los días. Recorrí caminos, parajes, pueblos y ciudades que en muchos casos me sorprendieron, tanto por su belleza como por su dureza.   
   En estos días, mi amigo inseparable fue el G.P.S., este pequeño aparato fue el compañero que me indicaba en todo momento el camino a recorrer. Hay que indicar que la señalización del trazado es bastante correcta, pero falta reforzarla en determinados tramos; es un camino nuevo, falta su consolidación, y esa consolidación solamente se puede realizar con el compromiso de  mantenimiento por parte de todos los municipios por donde transcurre.   
   Así, el día 15 de junio, a las 11,30 y después de algo más de ocho días, estaba en el Santuario de la Veracruz. Para mi supuso una gran alegría y satisfacción personal terminar este recorrido.
   Ha sido una experiencia dura pero a la vez muy gratificante, y desearía que en el futuro fuera un gran camino a recorrer tanto por peregrinos como por personas que buscan retos deportivos y formas de conocimiento cultural y personal.
   Espero que las personas, autoridades y estamentos competentes intenten que este gran proyecto no quede en el olvido, ya que el mismo puede suponer para los  municipios por donde transcurre, para Caravaca y para la Región de Murcia un gran aliciente, ya sea económico, religioso, cultural o deportivo.

Celso Bañón Ortega

Junio del 2012


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